jueves, 12 de agosto de 2010

Una política democrática

En setiembre de 1827 presentó un proyecto a la Legislatura: la gobernación garantizaría los billetes ya emitidos, pero se opondría a cualquier otro tipo de emisión. A esos efectos, el gobierno inspeccionaría al Banco, y la deuda con éste sería reconocida por la provincia a nombre de la Nación.El diputado Nicolás Anchorena acusaría poco después al Banco por emisiones clandestinas, y su violenta denuncia contra capitalistas y terratenientes extranjeros injertará una nota nacionalista en la ideología federal. El 13 de noviembre, la comisión de la Legislatura propone la caducidad del Banco y la creación de un Banco provincial. El 16 de enero de 1826 faculta a la Sala de Representantes a reformar el estatuto del Banco.Dorrego trataba de afirmar el apoyo inicial de los ganaderos -que son mayoría en la Legislatura- y decreta la libre exportación de carnes. Con el apoyo de Rosas, que logra un status de paz con los indios, hace serios esfuerzos por extender la frontera sur.A favor de las clases populares, fijó precios máximos sobre el pan y la carne para bajar la presión del costo de la vida; suspendió el odiado régimen del reclutamiento forzoso y prohibió el monopolio de los renglones de primera necesidad.Su política tuvo éxito, y en febrero y marzo de 1828 -afirma Miron Burgin- 'el peso recuperó casi todo el terreno que había perdido el año anterior' gracias a 'la cautelosa política de Dorrego'.A mediados de 1828, la mayor parte de la clase terrateniente, afectada por la prolongación de la guerra, retiró a Dorrego su apoyo político y económico. Boicoteando su política integradora y popular, le negó los recursos a través de la Legislatura, forzándolo a transigir e iniciar conversaciones de paz con el imperio. Es que los terratenientes y saladeristas bonaerenses, integraban también la capa de la burguesía mercantil porteña ligada a los intereses británicos por la importación y la exportación. Por eso dejaron de apoyar al gobernador y se volvieron 'pacifistas'.Abandonado por sus aliados circunstanciales, Dorrego se quedó solo frente al enemigo unitario. El 1º de diciembre fue derrocado por la conspiración que encabezaba Juan Lavalle, a quien Esteban Echeverría definiría años después, como 'esa espada sin cabeza'. La tragedia se consumaría, el 13 de diciembre, en Navarro, con el fusilamiento del líder federal.

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